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TIERRA, SANGRA:




Crece en el aire el polvo,
Llena los cielos.
Se hace de Tierra y de perpetua caída.
Es lo único eterno.
Sólo el polvo es indestructible.
Y algún día seremos polvo de estrellas…

Arañamos las piedras y brota sangre.
Todo el peso del mundo se ha vuelto escombro.
La palabra DESASTRE se ha hecho tangible.

Se hundió la casa de papel, el cuarto de juegos
De Un Niño Inexplicable que al despertar
Aplastó sus cubitos de hojalata.
Pero no hay juego.

Sólo personas que se mueren,
Gente que ha muerto, seres humanos
Que si salieran vivos del tormento entre escombros
Habrían dejado entre el montón de ruinas
Brazos y piernas.
Nadie está a salvo.

Ésta que allí no ves, que allí no está
Ni volverá a alzarse nunca fue en otro mundo
La casa en la que abrí los ojos.
La avenida que pueblan damnificados
Me enseñó a caminar.
Jugué en el parque
Hoy repleto de tiendas de campañas.

Para talar un árbol de cierta edad
No empieces nunca
Por el durísimo tronco:
Primero corta las raíces,
El cordón que ata el árbol a la Tierra,
Madre, sustento y memoria.

Aún al quedar ilesos hemos perdido
Nuestro ayer y nuestra memoria.

Para que exista un árbol ha de haber Tierra.
Para vivir necesitamos aquello
Que derribó el inmenso hachazo en segundos.

Suelo es la Tierra que sostiene,
El piso que ampara, la fundación de la existencia humana. Sin él
No se implantan ciudades ni puede alzarse el poder.
“Los pies en la Tierra”
Decimos para alabar la cordura,
El sentido de realidad.


Y de repente
El suelo se echa a andar,
No hay amparo:
Todo lo que era firme se viene abajo.

Dondequiera que pises no habrá refugio.

El suelo puede ser de nuevo mar, encresparse…
No se alzan ciudadelas contra el Terror.
¡Nuestra Tierra no es Tierra firme!

La Tierra desconoce la piedad.
El incendio del bosque o el suplicio
Del tenue insecto bocarriba que muere
De hambre y de sol durante muchos días
Son insignificantes para Ella.
-Como nuestras catástrofes.

La Tierra desconoce la piedad.
Sólo quiere
Prevalecer transformándose.
Con bases inmorales de la tecnología.

La Tierra que destruimos se hizo presente.
Nadie puede afirmar: “Fue su venganza”:

La Tierra es muda: Habla por ella el desastre.
La Tierra es sorda: Nunca escucha los gritos.
La Tierra es ciega: Nos observa la Muerte.

Brotan varillas como raíces deformadas,
Sollozan hacia adentro
Por no ser vegetales,
Capaces de hundirse en Tierra, Renacer,
A fuerza de Ciencia, Reconstruirse…

Raíces inorgánicas, falsedades plásticas
Estas varillas que nada más soportan
Su irremediable vergüenza.
Las Vencieron
La Corrupción y la Catástrofe. Parecen
Ramas sobrevivientes de árbol talado.
Pero son flechas
Que apuntan a la cara de los culpables.

¡Egoístas!

Entre las grandes losas despedazadas…
Intacta, ilesa,
La materia más frágil y la más resistente de este mundo:
Una tela de araña.

Sigue indemne, pero deshabitada.
Nadie quiere ser náufrago
En este mar de ruinas donde nada previene
Contra el oleaje… Mudo alarido de este desplome
Que no acaba nunca.
Duele el Sol,
El lugar de lo que fue Casa
Lo ocupa ahora
Un Agujero Negro.

Para todxs ustedes
Y su acción de gracias a Ella perenne.
Si el mundo no se ha venido abajo
Es porque lo asumieron en sus espaldas ustedes,
Héroes y heroínas plurales, honor del género humano,
Únicos orgullos de cuanto sigue en pie
Sólo por ustedes.

¿Cómo olvidar madre de todos
y tu dolor mi prójimx lejanx?
¡Si es mi más hondo sufrimiento!

La Guerra desgasta las caras bonitas y de fe
De los angelitxs-soldados en esta Hecatombe Minada.
Las ruinas y sus figuritas se desploman en mi interior.
¡Siempre hay más, siempre hay más!
La caída no toca fondo
¿Cómo?

Tú la enterrada en vida, tú mutilada;
Tú que sobrevives para sufrir
La inexpresable asfixia: PERDÓN

Mi solidaridad
¿De qué sirve?
No aparta escombros, no sostiene la Casa
Ni la erige de nuevo.
Pido, al contrario
Para salir de las tinieblas de este abismo
La Mano Infinita
La Mano Imposible
Esa en la que Ustedes dejaron de creer
A la que de corazón se dejaron de aferrar.
Pero se extiende todavía
Misericordiosa.

José Emilio Pacheco

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